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LOS SUEÑOS DULCES

“Kuervo mío hoy te cambiaran el corazón”



Sueño que estoy dormido, nada es especial, la misma cama, la misma cobija, el dormitorio un poco más oscuro quizás, por lo general es de madrugada no antes de las 2 ni después de las 4 de la mañana.

Un frio como de hielo empieza a subir desde los dedos de los pies hacia mi cabeza, en ese momento sé que la pesadilla comenzó, también, sé que estoy durmiendo, sé que estoy en mi cuarto, y como ya dije sé que la pesadilla comenzó, como siempre desde hace unos tres años sé también que de nada sirve de lo que haga no podré despertar.

Mi cuerpo se vuelve en sensación como si fuera extremadamente pesado, si me preguntan qué es lo peor de todo sin duda respondería que es la sensación de impotencia, siento como se tensionan mis parpados tratando de abrirse pero hacerlo se torna imposible.

Mientras tanto el frio avanza, los pies, las piernas, mi barriga, mi pecho, mis hombros, mi cuello, mi mandíbula y justo cuando llega a la altura de mis ojos ocurre que es como si mil personas gritaran dentro de mi cerebro, algo así como si del silencio de mi dormitorio de pronto me trasladara a una feria donde toda una multitud grita.

En ese momento todo se borra hasta cuando despierto, transpirado a más no poder y literalmente tiritando de miedo me despierto en mi cuarto oscuro, sin embargo el miedo no dura porque mi razonamiento no tarda en llegar también y a estas alturas tenerle miedo a una pesadilla no es concebible.

En diciembre del año pasado y por única vez ocurrió lo siguiente:

El sueño comenzó con todo su preámbulo, pero, aquella vez mientras trataba de despertarme, en mi sueño apareció una niña de unos cuatro años más o menos, su cabello era largo súper largo, lleno de risos o churos como le decimos en el Ecuador, sus facciones eran muy lindas y no se me ocurren palabras para describir lo dulce y tierna que era

- Papá tengo miedo, me dijo

- Tranquila mi amor es solo una pesadilla

Entonces la abracé contra mi pecho, mientras le repetía es solo una pesadilla, no pretendo caer en cursilerías, así que me remitiré solamente a decir que nunca antes había experimentado aquellos sentimientos, aquel ser era mío y solo necesitaba protegerlo, solo quería protegerlo, podía sentir la tibieza de ella y su corazón latiendo mientras nada importaba tanto como ella en ese momento en mi vida.

Aquella vez la pesadilla se detuvo, yo gané esa vez, me desperté con una sonrisa que no se borró en mucho tiempo, después la pesadilla ha regresado y la verdad por lo general no gano, pero, luego cuando me despierto y espanto el miedo me acuerdo de esa noche de diciembre del 2007 y una sonrisa cómplice me ayuda a dormir.

“hoy apagarán tus ojos y te obligarán a volar”
Sal y Mileto (Kuervo Mío)
byrongio

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