
La desdicha del hombre es que ha olvidado el lenguaje del amor. El motivo de que lo haya olvidado es que se ha identificado demasiado con la razón. No hay nada de malo en ello, pero la razón tiene la tendencia de monopolizar. Se aferra a la totalidad de vuestro ser. Entonces sufren los sentimientos, pasan hambre y poco a poco los olvidáis por completo. De modo que no paran de encogerse, y ese sentimiento muerto se convierte en un peso muerto; ese sentimiento se convierte en un corazón muerto.
Entonces uno puedo seguir recobrándose de algún modo... siempre será de «algún modo». No habrá encanto ni magia, porque sin amor no hay magia en la vida. Y tampoco habrá poesía; será una prosa plana. Sí, tendrá gramática, pero carecerá de canción. Poseerá estructura, pero sin sustancia.
El riesgo de pasar de la razón al sentimiento, y tratar de incorporar un equilibrio, es algo que solo pueden acometer las personas realmente valerosas, o locas, porque el precio de la admisión no es otro que la mente dominada por la razón, la lógica, las matemáticas.
Cuando se prescinde de eso, la prosa deja de estar en el centro y su lugar lo ocupa la poesía; el propósito deja de estar en el centro y su lugar lo ocupa el juego; el dinero deja de estar en el centro y lo reemplaza la meditación; el poder deja paso a la sencillez, a la no posesión, al gozo absoluto de la vida... casi a la locura.
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Día a Día (Osho)
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La verdad es que no sé si esta reflexión la hago porque estoy loca o porque voy por buen camino para serlo, pero más allá de todas la definiciones sobre ella... ¿qué es la locura?, ¿será que volverse loco es la mejor manera de vivir esta vida?...
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