Los tres pertenecíamos a la misma promoción del colegio, Ángel del paralelo A, Camilo del paralelo B y Yo del paralelo C, dentro del colegio cada uno tenía su grupo de amigos, dicen que los amigos del colegio son los amigos que te duran toda la vida, no creo que aquello sea cierto, creo que estábamos tan ocupados tratando de encontrar aceptación que aquello de la amistad era considerado y de la mejor manera como “una mariconada” y no se hable mas.
Fuera del colegio en cambio cada uno de los tres cumplía un rol muy importante en nuestra “sociedad”, juntábamos lo mejor de cada uno de nosotros y cada jueves, viernes y sábado y en horario acorde a los 15 años (de 15:30 a 19:00 y de 21:00 a 23:00) salíamos literalmente a conquistar el mundo.
Ángel ponía la pinta, Camilo ponía las “victimas” y Yo me encargaba de la persuasión, algo así como Tu sonríe, tú tráelas y Yo me encargo de lo demás, a pesar de lo burdo que pueda sonar, estoy seguro que cualquier sociólogo habría estado encantado ante nuestra perfecta coordinación y conocimiento de nuestras habilidades y limitaciones. Ahora me queda claro que nuestra estrategia era tan simple como: carnada, astucia de acercamiento y poder de convencimiento.
Camilo usaba el auto de su papá, un Lada 2104 Station Wagon donde literalmente cabíamos todos y todas los que debíamos caber, aunque lo realmente interesante ocurría cuando me sacaba la camioneta de mi papá…
La última vez que salimos juntos los tres aún éramos menores de edad, como ya era costumbre cada fin de año luego de dar y recibir los respectivos abrazos de la familia, nos juntábamos a la una de la mañana, pasábamos a buscar a nuestras “amigas” (es increíble pero me resulta difícil escribir al respecto y evadir el sentimiento de inocencia que me llega con esos recuerdos) y nos enrumbábamos así a Crucita La Bella que hasta el día de hoy es una de las playas más bonitas y más queridas que conozco, a unos 25 minutos de Portoviejo siempre llegábamos a eso de las 2:00 am del 1° de enero, deteníamos el auto en el malecón nos bajábamos y corríamos a meternos al mar, el sabor entre húmedo y salado del ambiente, el ruido del mar golpeando la playa, la pobre luz del malecón que apenas nos iluminaba, la poderosa brisa marina…
Ese mis queridos amigos y amigas era mi “Ordinary world” ese mundo común que a veces como hoy vuelve para encontrarme en otro mundo común que dista enormemente de cualquier expectativa que haya tenido en ese entonces, Camilo es abogado, Ángel es médico, yo tengo un blog, lo último que supe hasta hace unas dos semanas era que Camilo estaba por Guayaquil trabajando, Ángel esta en Buenos Aires especializándose en Cirugía Estética (Sigue siendo la carnada) y Yo perfilo mi poder de convencimiento desde Santiago…
Me preguntaba entonces, sí llegará un día en que los tres en formato sub 40 puede ser nos reunamos como siempre lo hacíamos y salgamos a conquistar a las sub 30 de alguna pequeña ciudad de este mundo común que nos ha tocado vivir?
“Gone away”
Duran Duran (Ordinary world)
byrongio
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