Byron Ronquillo N
Algunos dicen que es cierto aquel dicho de que "no hay mal que dure cien años... ni cuerpo que lo aguante", existen otros más optimistas que promulgan aquello de que "no hay mal que por bien no venga".
Quizás todos estén en lo correcto, por el momento mi capacidad de razonamiento se encuentra marcando ocupado y otorgando un cheque en blanco "todo vale" a cualquier circunstancia que llegue a mi vida.
Sin embargo mi capacidad de complicar y re complicar cada una de las situaciones que a diario enfrento permanece más incólume que nunca, otorgándome una sensación de fragilidad que por suerte es muy bien maquillada por ese "no sé que" que habita en mi personalidad y que permite a quienes me rodean gozar de una sensación de tranquilidad y equilibrio en los momentos que están conmigo.
Creo que aquello es lo peor de todo, cómo explicar algo que nadie va creer que te esta sucediendo... he podido entonces constatar que en el mundo real no existen las bandas sonoras y que nada y lo repito absolutamente nada, te advierte que estas conduciendo un auto a 200 Km/h en una autopista y en el sentido contrario... y no es sino hasta que con un poco de suerte logras estrellarte contra la muralla más cercana en que todo se muestra tal como es, tan claro, tan sencillo, tan real... que incluso le otorga a ciertos sabios clarividentes que te rodean el derecho a comentar "yo sabía que esto iba a suceder".
Entonces buscas la cueva más cercana donde refugiarte mientras esperas tiritando que los rayos que adornan la pavorosa lluvia de cualquier invierno pasado o futuro vengan a visitarte, pero aquello nunca ocurre... y más bien tu cuerpo se convierte en un monigote al que paseas por las calles de cualquier ciudad, vestido de otoño, vestido de invierno, vestido de verano...
Sin embargo como si hubieras colocado todo en piloto automático un día despiertas y te das cuenta que todo ha dejado de doler, nuevamente has enrumbado tu camino y nuevas ilusiones y metas brillan en aquel nuevo horizonte, la energía de ese dios personal late a través de tu corazón con tanta fuerza tal y como si nada hubiese pasado, y una sonrisa como la que dibujo en mi rostro mientras acabo de escribir esto ilumina ese mundo que estas diseñando y que te mueres por compartir con alguien.
Tengo tantas ganas de morder las orejas de la seductora complicidad de todos los sucesos que a mi vida llegan, que no me molesta esperar en este lugar del mundo a que todos acaben de llegar.
byrongio
Comentarios
Publicar un comentario