
En general tendemos a creer que el estrés es consecuencia de circunstancias externas a nosotros, cuando en realidad entendemos que es un proceso de interacción entre los eventos del entorno y nuestras respuestas cognitivas, emocionales y físicas. Cuando la respuesta de estrés se prolonga o intensifica en el tiempo, nuestra salud, nuestro desempeño e incluso nuestras relaciones personales pueden verse afectadas.
Las señales más frecuentes de estrés son:
Ansiedad, irritabilidad, miedo, fluctuación del ánimo, depresión, confusión, apatía e indiferencia; excesiva autocrítica, dificultad para concentrarse y tomar decisiones, olvidos, preocupación por el futuro, pensamientos repetitivos; reacciones impulsivas, risa nerviosa, trato brusco a los demás, aumento del consumo de tabaco, alcohol y otras drogas, mayor predisposición a accidentes, aumento o disminución del apetito; músculos contraídos, manos frías o sudorosas, dolor de cabeza, problemas de espalda o cuello, perturbaciones del sueño, malestar estomacal, gripes e infecciones, fatiga, respiración agitada o palpitaciones, temblores, boca seca.
Las estrategias para afrontar el estrés buscan prevenir o controlar los excesos en las demandas procedentes del entorno o bien de nosotros mismos y para ello se sugiere:
*Relajarse: realizar actividades que permitan renovarse física y psicológicamente: descanso, vacaciones, deportes y actividades de ocio, técnicas de relajación.
*Hacer ejercicio: las actividades físicas como caminar, nadar, o incluso limpiar el cuarto, reparan fuerzas y nos reaniman.
*Mantener una dieta saludable: evitar la automedicación y el abuso de cafeína, alcohol y comidas.
*Dormir bien: cuando se duerme la cantidad de horas necesarias, el cuerpo y la mente se mantienen en buen estado, pudiendo manejar cualquier situación negativa que cause estrés.
*Ser asertivo: establecer límites, aprender a decir que no. Suspender las actividades que son menos prioritarias
*Organizar el tiempo: priorizar y estructurar las actividades y expectativas.
*Intentar mantener expectativas realistas: esperar demasiado de uno mismo o de los demás, exigirse perfección o ser inflexible con las prioridades puede generar mucha frustración.
*Compartir las emociones: buscar alguien con quien conversar y expresar las emociones, tanto la risa como la pena y la rabia.
*Anticipar las situaciones estresantes y prepararse.
*Ordenar el espacio personal: limpiar y arreglar el espacio de uno cambia el ambiente físico de manera que ayuda a trabajar y descansar mejor.
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"En la vida es necesario cierto reposo y para conseguirlo hacen falta distracciones que lo proporcionen"
-Aristóteles-
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