Ir al contenido principal

A pesar de todo me sigue gustando.

En clases de primer año de medicina, nos hacen leer y que reflexionemos sobre esta carta de Esculapio padre de la medicina, para de cierto modo prepararnos a lo que nos íbamos a meter, y ahora que volví a leerlo es tan cierto pero igual me sigue gustando…

Consejos de Esculapio:
¿Quieres ser médico, hijo mío?


Aspiración es esta de un alma generosa, de un espíritu ávido de ciencia.
¿Deseas que los hombres te tengan por un dios que alivia sus males y ahuyenta de ellos el espanto? ¿Has pensado bien en lo que ha de ser tu vida? La mayoría de los ciudadanos pueden, terminada su tarea, aislarse lejos de los inoportunos; tu puerta quedará siempre abierta a todos; vendrán a turbar tu sueño, tus placeres, tu meditación; ya no te pertenecerás.

Los pobres, acostumbrados a padecer, no te llamarán sino en caso de urgencia; pero los ricos te tratarán como a un esclavo encargado de remediar sus excesos; sea porque tengan una indigestión, sea porque estén acatarrados, harán que te despierten a toda prisa tan pronto como sientan la menor inquietud; habrás de mostrar interés por los detalles más vulgares de su existencia, decidir si han de comer cordero o carnero, si han de andar de tal o cual modo. No podrás ausentarte, ni estar enfermo, tendrás que estar siempre listo para acudir tan pronto como te llame tu amo.

¿Tienes fe en tu trabajo para conquistarte una reputación? Ten presente que te juzgarán no por tu ciencia, sino por las casualidades del destino, por el corte de tu capa, por la apariencia de tu casa, por el número de tus criados, por la atención que dediques a las charlas y a los gustos de tu clientela. Los habrá que desconfiarán de ti si no vienes del Asia; otros si crees en los dioses; otros si no crees en ellos. Tu vecino el carnicero, el tendero, el zapatero, no te confiará su clientela si no eres parroquiano suyo; el herborista no te elogiará, sino en tanto que recetes sus hierbas.
Habrás de luchar contra las supersticiones de los ignorantes.

¿Te gusta la sencillez?, habrás de adoptar la actitud de un augur. ¿Eres activo, sabes qué vale el tiempo?, no habrás de manifestar fastidio ni impaciencia; tendrás que aguantar relatos que arranquen del principio de los tiempos para explicarte un cólico.

¿Sientes pasión por la verdad? Ya no podrás decirla. Habrás de ocultar a algunos la gravedad de su mal, a otros su insignificancia, pues les molestaría. Habrás de ocultar secretos que posees, consentir en parecer burlado, ignorante, cómplice. No te será permitido dudar nunca, si no afirmas que conoces la naturaleza de la enfermedad, que posees un remedio infalible para curarla, el vulgo irá a charlatanes que venden la mentira que necesita.

No cuentes con agradecimiento: cuando el enfermo sana, la curación es debida a su robustez; si muere, tú eres el que lo has matado. Mientras está en peligro te trata como a un Dios, te suplica, te promete, te colma de halagos; no bien está en convalecencia ya le estorbas; cuando se trata de pagar los cuidados que le has prodigado, se enfada y te denigra.

Te compadezco si sientes afán por la belleza: verás lo más feo y más repugnante que hay en la especie humana; todos tus sentidos serán maltratados. Habrás de pegar tu oído contra el sudor de pechos sucios, respirar el olor de míseras viviendas, los perfumes harto subidos de las cortesanas, palpar tumores, curar llagas verdes de pus, contemplar los orines, escudriñar los esputos, fijar tu mirada y tu olfato en inmundicias, meter el dedo en muchos sitios. Te llamarán para un hombre que, molestado por dolores de vientre, te presentará un bacín nauseabundo, diciéndote satisfecho" gracias a que he tenido la precaución de no tirarlo". Recuerda entonces que habrá de parecer interesarte mucho aquella deyección.

Tu oficio será para ti una túnica de Neso: en la calle, en los banquetes, en el teatro, en tu cama misma, los desconocidos, tus amigos, tus allegados te hablarán de sus males para pedirte un remedio. El mundo te parecerá un vasto hospital, una asamblea de individuos que se quejan. Tu vida transcurrirá en la sombra de la muerte entre el dolor de los cuerpos y de las almas, de los duelos y de la hipocresía que calcula, a la cabecera de los agonizantes.

Té verás solo en tus tristezas, solo en tus estudios, solo en medio del egoísmo humano.

Cuando a costa de muchos esfuerzos hayas prolongado la existencia de algunos ancianos o de niños deformes, vendrá una guerra que destruirá lo más sano y lo más robusto que hay en la ciudad. Entonces, te encargarán que separes los débiles de los fuertes, para salvar a los débiles y enviar a los fuertes a la muerte.

Piénsalo bien mientras estás a tiempo. Pero sí, indiferente a la fortuna, a los placeres, a la ingratitud; si sabiendo que te verás sólo entre las fieras humanas, tienes un alma lo bastante estoica para satisfacerte con el deber cumplido sin ilusiones; si te juzgas pagado lo bastante con la dicha de una madre, con una cara que sonríe porque ya no padece, con la faz de un moribundo a quien ocultas la llegada de la muerte: si ansías conocer al hombre, penetrar todo lo trágico de su destino, entonces hazte médico, hijo mío.

Comentarios

  1. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

RASGUÑA LAS PIEDRAS

"Detrás de las paredes que ayer se han levantado" "La madurez del hombre consiste en recuperar la seriedad con que jugaba cuando era niño" Friedrich Nietzche (Más allá del bien y del mal) Su nombre a nadie le interesa, ella trabaja cortando cabello y aquella mañana salió a fumarse un cigarrillo frente a su trabajo, desde la terraza del edificio un hombre vestido de amarillo le hizo señas pidiéndole que se haga a un lado, ella fingió no verlo ni escucharlo, indiferencia creo que se llama aquello, se dijo para sí: de seguro está tonteando y poco después aquel hombre yacía junto a ella y el pavimento. Su profesión es ser carabinera, "Por la razón o la fuerza" reza el escudo de su Patria, la mujer no puede darse el lujo de mostrarse débil, peor aún cuando se tiene aquella profesión, pero aquella mañana junto a las lágrimas que brotaban de su alma en la azotea del edificio se preguntaba: "por qué lo hiciste". Los doctores dicen que él era esquizofr

BIOGRAFIA DE HORACIO HIDROVO VELASQUEZ

"Si El Sol, inevitablemente, regresa cada día y si padece la tragedia de ver las mismas cosas, ahora deseamos que alguna vez no encuentre:" Horacio Hidrovo Velásquez, nació en la ciudad de Santa Ana, Provincia de Manabí, el 20 de mayo de 1902 y murió en la ciudad de Portoviejo el 19 de abril de 1962. Su infancia transcurrió en su ciudad natal, para entonces una pequeña comunidad vinculada directamente con la vida agraria, lo que más tarde será un factor influyente en la narrativa del autor, especialmente en su novela Un Hombre y Un Río. Su adolescencia y juventud transcurre entre Santa Ana, Portoviejo y Guayaquil hasta que definitivamente fija su residencia en la capital de la provincia. La permanencia en Guayaquil le permitió alternar con los integrantes del Grupo Guayaquil, siendo testimonio de esta convivencia espiritual, el vaticinio que hiciera José De La Cuadra, cuando expresa: "Yo saludo en Hidrovo un gran poeta que será. Es esta la segunda vez que vaticino algo

EL CRISTO DE LA QUEBRADA

"Abuelo, dónde está Dios Mi abuelo se puso triste y nada me respondió" Lo escuché siendo pequeño, lo volví a escuchar ahora ya grande, a veces mi padre lo recita todavía, buscando su letra no encontré más que recuerdos, así que me limito a transcribir mi recuerdo de aquel poema: - ¡Señor! por tu poder bendito te lo pide esta madre que esta viendo morir a su hijito y pa que le des la vida te ofrezco andar estas tres leguas de rodillas - Ruperto ¡vení! arrodíllate e implórale al Cristo de la quebrada... - ¡Señor! Yo soy un rudo paisano que a fuerza de mirar siempre pabajo no creo en mas poder que el de mis brazos, pero si tú Señor haces el milagro de salvármelo a mi hijo, te ofrezco mi bella majadita de veinte cabras blancas, también tengo mi vaca, también tengo mi mula y para Ti Señor tengo demás mi mano zurda si es que mi pobre fortuna no te es basta. La leyenda dice que el niño sanó... mas la serrana murió después de andar tres leguas de rodillas, por la montaña vagan dispe