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EL PODER DE LA RAZÓN

"Y ahora que ya no hay trincheras
el combate es la escalera"

Cuenta el manual de las "Buenas Costumbres, Civismo y Urbanismo" que no se debe hablar con la boca llena (dato curioso pero cierto), también dice que debemos pensar y meditar nuestro voto en tiempos de elecciones (dato mucho más curioso).

A menos de dos meses de elecciones para Presidente y Diputados en el Ecuador, el sabor a voto "Nulo" sigue rondando mis ideas, mis creencias y hasta mis inseguridades, un voto en rechazo al sistema como ya lo había definido en algún blog que leo y comento por allí, mantener el ideal aquel que dice "Votar por el menos peor no es una opción", pero tal parece que es cierto que el derrocar presidentes en el Ecuador es algo así como un deporte nacional.

Sin embargo y a todo esto, pienso que en tiempo de elecciones no debemos subir a la tarima política tan sólo a los candidatos, sino al pueblo total en si, a modo de estudio y de mía culpa, y hablo de ese pueblo que llena las entidades de la educación publica de nuestra Patria, subir a los trabajadores públicos que también son pueblo (Sí¡ no sea incrédulo, la secretaria que habla por teléfono celular sin atender los kilómetros de fila en el Seguro Social también es pueblo).

Un mía culpa de quienes (me incluyo en esa lista) manipulados por inescrupulosos intereses políticos, mangoneamos la democracia a son de "Fuera Todos" cuando los que salieron en verdad fueron los "Sapos nuevos" y volvieron "Las lagartijas viejas" en tiempos de aquel tan "detestable" caballero Lucio Gutierrez.

¿Qué propongo?

Por el momento un "mía culpa", un ejemplo sencillo, tan sencillo como las pequeñas cosas que forman nuestra vida, un ejemplo sencillo que sumado a muchos ejemplos sencillos quizás forman el ¿Por qué? De aquel país de la línea imaginaria llamado Ecuador y más allá aún, ejemplos pequeños que forman ese ¿Por qué? De nuestros países Latinoamericanos, que identificamos y hermanamos muchas veces tan sólo en clase de Historia y Geografía.

Mía culpa

Jueves en la noche, salíamos de la ultima clase del día, ultimo nivel de la Universidad, a esas alturas del tiempo, los compañeros pierden la identidad de amigos para convertirse en "hermanos" y "compañeros de lucha", nueve jóvenes en total, ocho varones y una mujer,

"¿Qué tal si nos vamos a pegar una botellita?" (si consideramos que en Quito la cultura del licor va más allá de tus propias fuerzas, aquella proposición no estaría mal sea el día que sea), "No sé¡ mejor no¡ veamos qué dicen los demás" el que quiera ir a tomarse una botellita y digo UNA NADA MAS levante la mano¡ "dos.. cuatro... ocho... dieciséis, dieciocho¡ emmm pero si solo estamos nueve", en fin...

Lo demás no se debe explicar, tomarse una botellita de Shumir (nombre del licor popular en aquellos tiempos en Quito), es todo un ritual, que comprende la necesidad del frío de la vereda, el calor de los comentarios de los amigos, la risa descontrolada ante las burlas de unos contra otros, el saberse vivos, el saberse jóvenes... tal como se acordó nos bebimos sólo una botella, una botella para nueve personas en realidad es sabor a poco¡ pero licor es licor...

Los nueve nos distribuimos en cuatro vehículos, nos despedimos y el auto en el que iba fue el ultimo en partir, "emmmm mira ese patrullero nos esta siguiendo" en efecto nos estaba siguiendo, nos detuvo y al constatar que el conductor había ingerido alcohol la sentencia era clara: 31 días continuos de detención¡

En este punto se piensa muchas cosas, primero en el amigo. 31 días en prisión significaba perder el semestre en la Universidad, 31 días en prisión no deben ser como ir a un campamento¡ "Pero sólo fue una botella entre nueve" Eso no es delito¡ al menos no debe ser delito... recuerdo a los policías, de tez morena y rasgos más bien indígenas, ellos nunca pararían un auto como el que íbamos nosotros, era aquel joven oficial y prepotente quien lo había hecho¡ si podría haber sido de nuestro grupo¡

Pero la "justicia" no tardo en llegar, ocurrió aquella llamada, que de seguro ocurre a diario en nuestro país, "Si mi coronel, estamos deteniendo al conductor por conducir bajo efectos del licor" "Mire oficial, hágame el favor de ponerlos en libertad que son buenos muchachos" "Sus ordenes mi Coronel".

De este suceso deben haber transcurrido por lo menos dos años, ahora los nueve somos profesionales y lamentablemente aquella hermandad ya no existe mas, ahora la llamamos "amistad" a secas, de aquellos tiempos suelo recordar muchas cosas, pero a veces recuerdo lo que dijo el policía indígena al entregarnos los documentos "Señores la justicia no es sólo para los de poncho".

"y el que trepe a lo más alto
pondrá a salvo su cabeza
aunque se hunda en el asfalto
la belleza... "

Luis Eduardo Aute (La Belleza)

byrongio

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