Dentro de lo cotidiano a diario compartimos un sinfín de historias, estas a su vez son asimiladas por todas las diferentes etapas o partes que forman nuestro ser, rescatando lo que nos sirve, lo que no nos sirve, y desechando todo lo demás. Dicen que cada ser humano es un mundo, entonces, en este mundo coexistimos millones de mundos, idea que logra introducirse dentro de mi mente y que ocupa esos momentos en los que me siento capaz de reconocerme absorto ante una contemplación. De todo esto nace la importancia de apreciar nuestra individualidad, de tener quizás como única certeza el hecho de que cuando cerramos nuestros ojos y recordamos cualquier detalle ínfimo por ejemplo de nuestra niñez, ese detalle único, delicado y simple es tan solo nuestro, una diminuta parte de un gran todo pero nuestro. Sin embargo, mi teoría de rescatar las individualidades se derrumba ante la razón más pura y simple que existe: el efecto Cada recuerdo, entonces, cada acto, cada palabra, cada sonr
"La verdad de la otra persona no está en lo que te revela, sino en lo que no puede revelarte. Por eso, si deseas entenderla no escuches lo que dice, sino lo que calla" G.K.G