Mi abuelo se puso triste
y nada me respondió"
Lo escuché siendo pequeño, lo volví a escuchar ahora ya grande, a veces mi padre lo recita todavía, buscando su letra no encontré más que recuerdos, así que me limito a transcribir mi recuerdo de aquel poema:
- ¡Señor! por tu poder bendito te lo pide esta madre que esta viendo morir a su hijito y pa que le des la vida te ofrezco andar estas tres leguas de rodillas
- Ruperto ¡vení! arrodíllate e implórale al Cristo de la quebrada...
- ¡Señor! Yo soy un rudo paisano que a fuerza de mirar siempre pabajo no creo en mas poder que el de mis brazos, pero si tú Señor haces el milagro de salvármelo a mi hijo, te ofrezco mi bella majadita de veinte cabras blancas, también tengo mi vaca, también tengo mi mula y para Ti Señor tengo demás mi mano zurda si es que mi pobre fortuna no te es basta.
La leyenda dice que el niño sanó... mas la serrana murió después de andar tres leguas de rodillas, por la montaña vagan dispersas veinte cabras blancas y como rara flor de la montaña inmersa entre las zarzas y los rosales cinco dedos de una mano zurda quedaron junto al Cristo de la quebrada...
A. Sevilla Sinclair (El Cristo de la quebrada)
"Al tiempo yo pregunté:
¿Padre, qué sabes de Dios?
Mi padre se puso serio
y nada me respondió."
Atahualpa Yupanqui (Preguntitas sobre Dios)
byrongio
Un agradecimiento especial a nuestro amigo Fabio Cruz y su familia quienes desde Pórtland Oregon, han compartido esta versión del poema mucho más completa que la aportada por mi persona.
Tengo entendido que son de Guatemala radicados en EEUU, pues hasta allá un fuerte abrazo y un saludo de quienes conformamos esta página.
byrongio
EL CRISTO DE LA QUEBRADA
Señor¡ Señor de la Quebrada¡ Santo Padre¡
por tu poder bendito te lo pide una madre
que esta viendo morir a su hijito
y te promete señor,
te promete para que le des la vida,
hacer estas tres leguas de rodillas llevando hasta tu imagen a su hijito.
Se movió? no.. si, se movió!
me mira, nos mira, se cumplió el milagro,
gracias, gracias señor Jesucristo.
Ruperto! Ruperto veni.¡
incate como yo y resalé al Señor de la Quebrada.
Yo soy un rudo paisano,
Yo soy un rudo hombre de campo que a juerza de mirar siempre pa'bajo,
no creo en mas poder que el de mis brazos,
pero si me haces el milagro Señor,
si me haces el milagro de curármelo a mi hijito,
yo te ofrezco a mi vez la manadita de mis 20 cabras blancas
y mi vaca y mi mula,
y pa vos tengo también mi mano zurda
si es que mi pobre fortuna no te es basa.
La leyenda cuenta que el niño curo mas la serrana murió después de las tres leguas de rodillas.
Y por los altiplanos de la tumba vaga el rebaño de las 20 cabras blancas,
y como rara flor de la montaña,
extraña entre las piedras y las zarzas,
los cinco dedos de una mano zurda quedaron junto al Dios de la Quebrada.